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INCLUSIÓN EDUCATIVA

La Inclusión educativa desde la identidad personal

La inclusión escolar hace posible que los niños se den a conocer como son. Por lo tanto, la inclusión enfrenta al niño con la necesidad de fortalecerse desde su propia identidad, de lo contrario ésta – la inclusión – puede ser un reto difícil de vencer.

 

El alumno con déficit intelectual debe saber que en algunas cosas le irá mejor y que en otras le costará más, ese es un derecho propio.

 

Entonces debemos aceptar que la Inclusión obliga primero a padres y luego a maestros a trabajar con el niño desde pequeñito en el desarrollo de su propia identidad como una prioridad quizá tanto o más importante que las adaptaciones curriculares. 

 

Tenemos que valorar la subjetividad de la persona y su desarrollo antes que valorar el proceso de Inclusión en sí.

Tenemos que escuchar al niño(a), estar atentos a sus preguntas, inquietudes, a sus sueños y a sus miedos también.  No todo es maravilloso en la escuela inclusiva, hay de todo como en cualquier espacio de convivencia humana.

 

El niño que aprendió de sus padres a aceptarse a sí mismo cómo es y obra de acuerdo con su propia realidad seguramente va a poder vivir una vida escolar con calidad.  Seguramente va a ser feliz. Eso se llama tener una identidad propia, reconocerse a sí mismo como único. Poder decir “yo soy”.

Esto resulta un proceso difícil para las personas que tienen un déficit intelectual si no se trabaja con ellas desde la infancia para que pueda conocerse a sí mismo y ser plenamente concientes de sus habilidades como de sus limitaciones y aceptar ambas con una visión positiva e impulsora.

 

Escrito por: Luis Alberto Alzamora Hidalgo

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